Autobuscarse en Internet es una práctica más usual de lo que muchos internautas creen.
El mito griego que tiene a Narciso como protagonista encaja como anillo al dedo para dar paso a una conducta estrictamente arraigada a los tiempos de Google. Aquel joven, conocido por su belleza, enamoraba a las mujeres a las cuales rechazaba; entre ellas estaba Eco, una dama que había sido condenada a repetir las últimas palabras que llegaban a sus oídos. Narciso también la rechazó a ella y por haber herido su corazón recibió un brutal castigo por parte de los dioses: enamorarse perdidamente de su propia imagen.
Con Google a la cabeza de los buscadores web, el narcisismo vuelve a decir presente. ¿Quién no ha googleado su propio nombre, a fin de repasar qué cantidad de artículos hacen referencia uno mismo, quiénes replican artículos de nuestra autoría y quiénes son aquellos que nos nombran? A esta práctica se la conoce como »Egosurfing».
Esta particular jerga, también conocida como »vanity surfing», vio su origen en 1995, cuando fue acuñada por Sean Carton en el magazine Wired, publicación especializada en tecnología y famoso por sus artículos que conjugan información sin caer en la pura formalidad. Recientemente, la Academia de la Lengua de Oxford incluyó el término en su prestigioso diccionario.
Los narcisistas de la Web pueden aprovechar alertas provistas por Google o Yahoo!, que dan aviso cuando nuestro nombre aparece en un nuevo artículo. El hábito no es cosa de unos pocos: según una encuesta publicada en 2007 por la consultora Pew Internet, un 47 por ciento de los internautas admiten buscar sus propios nombres asiduamente. ¡Y cuántos no habrán confesado su ego 2.0!
Retomamos el mito griego. Narciso había sido condenado a enamorarse de su propia imagen reglejada en una fuente con agua. Incapaz de apartarse de ella, este hombre bello acabó arrojándose a las aguas. Más aquí, en la era 2.0, será cuestión de no caer repetidamente en las redes del egosurfing… será mejor evitar el cruel destino del bello -y también pobre- Narciso.
Uriel Bederman – Tendenciasmag.com